jueves, 29 de marzo de 2018

VIERNES SANTO


Ricardo sentía que su erección iba a destrozarle los boxers, así que empujó a Ángela en la cama y comenzó a arrancarle la ropa. Ella lo frenó, pues le habían enseñado desde muy pequeña que la pasión y muerte de Jesucristo debía conmemorarse con respeto y virtud. Ricardo la convenció de continuar; el Señor no verá esto con desprecio, es un acto de amor, le dijo. Al momento del orgasmo los ojos de  Ángela se pusieron en blanco y cayó desmayada sobre el pecho de su amante.
En la mañana Ricardo sintió la necesidad de ir al baño, pero no lograba apartar el cuerpo de Ángela. Pasaron toda la mañana intentando separarse, pero fue inútil. Ahora debían pensar en qué explicación darían para no realizar la Eucaristía del Sábado en la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario